sábado, 5 de abril de 2008

La idea

La bombilla se encendió y apareció la idea. Sería la forma de explicar que tuve una ocurrencia. ¿Pero a quién le importarte cómo la tuve? Lo que quieren saber es de qué trata este relato y si merece la pena ser leído. Aunque perdonen, tengo que contarles que la bombilla de la lámpara de mi habitación estalló, es así como empieza la historia que voy a narrarles.

Entré a mi cuarto y encendí la luz de la lámpara. Entonces pensé que mi historia comenzaría cuando la luz de una farola se encendiese intermitentemente sobre un banco de una calle de París, en donde dormía un árabe. Cogí mi libreta para empezar a escribir y estalló la bombilla.

-¡Socorro, llamen a la policía! –Retumbó un grito lejano.

- …

Mi compañero de piso degustaba una copa de vino junto a una amiga en el salón. No habían hecho mucho caso a los chillidos. Los vecinos, asomados con sus móviles, comenzaron a llamar a la policía. Los transeúntes se paraban.

-¡Socorro, llamen a la policía!

- … -El silencio era la voz de la segunda persona que creíamos que estaba junto a ella.

Me di cuenta de que los gritos venían del edificio de al lado. Mi casa tenía dos ventanas. Uno de los lados daba a la calle, el otro, a un patio interior, pero nada.

La policía apareció y entraron en el edificio en construcción. Me asomé al patio interior. En el quinto piso, un árabe salió de una ventana y se subió al tejado. Al descolgarse le tembló el pulso. “¡Está arriesgando su vida!”. El chico contestó que no pasaba nada, que nos callásemos porque no tenía papeles. Luego añadió que sólo se había defendido. Por eso había pegado a la chica.

Las linternas lo descubrieron, los vecinos gritaban desde sus ventanas que se escondía en el tejado. La policía le pidió que bajase. Volvió a descolgarse por la cornisa y entró por donde había salido. Pensamos que iba a matarse. Cuando entró en el edificio, vimos como la policía lo esposaba dándole empujones.

Salieron del edificio y el chico tenía la camiseta destrozada. Sangraba por la nariz y decía que no era malo, que sólo se había defendido. “¡No hice nada!”.

Antes de meterlo en la patrulla explicó gritando que era el guarda del edificio, que no era malo… La luz de la farola parpadeo.

No hay comentarios: