Nací en el seno de una familia acomodada.
Después de bastante tiempo decidí volver a España. Mi familia perdió toda su fortuna cuando Franco me apresó y quisieron liberarme. Me torturaron de mil formas para que les dijese cuántos aviones derribé y a cuántos ejércitos había bombardeado. Al final me soltaron, gracias a mi familia, y encontré un trabajo de camionero para pagarme mi carrera de medicina. Descargaba graba en el Manzanares. Pero ya estaba en la lista negra del Generalísimo y no volvería a pilotar nunca más un avión. Así que cuando terminé la carrera me fui a Tánger. Allí me dejarían volar libremente.
En Tánger tuve bastantes problemas, aunque me hice con un nombre como médico y aviador, otro como gran persona. Después de atender a los pacientes en mi consulta privada iba directo al pequeño aeroclub que había en la ciudad marroquí. Pagaba mis vuelos dando clases particulares. Así tenía la excusa perfecta. Aunque en realidad yo era el que pagaba casi todos los gastos del pequeño aeroclub, sosteniendo mi verdadero amor: volar.
Siempre creí en Dios, aunque los budistas hablaban de una reencarnación. No sé bien dónde ando ahora. Supongo que esto es el cielo. Tras mi accidente de avión no recuerdo casi nada. Tuve que morir al instante. Siempre decía que cuando fuese viejo iría al aeropuerto a ver, simplemente, volar a los aviones. Nunca creí que Dios me enviase al cielo. Ahora soy un pájaro negro, en realidad no sé de qué especie, aunque no temo por mi vida. Soy un poco más grande que un cuervo. Vuelo donde quiero. Con mi cuerpo, en las corrientes de aire, en las fluctuaciones… Todavía sigo en la tierra, supongo que habré dejado algo importante por hacer… Estoy cerca de los que algún día quise. Simplemente los observo, no puedo hacer nada. Sólo dejar que me vean. Creo que alguno ya se ha dado cuenta de mi presencia. Aunque ningún tipo de comunicación es posible. Sólo siento sus alegrías y tristezas. Intenté gritarles, pero ya no hablo como un humano. Únicamente, aquellos con una gran sensibilidad han sabido captarme. Con mis alas, batiéndolas en mis vuelos, consigo trasmitirles ideas a través del aire, aunque sólo me comunico con su parte interna, su subconsciente.
Hay quienes creerán que el cielo es convertirse en esencia, en energía… Éste es el cielo que yo siempre soñé, volar…
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